sábado, 11 de noviembre de 2017
CAPITULO 62
—¡No es justo! ¡Nosotros hemos trabajado mucho para esto! ¡Y hemos ganado! —protestaron al unísono sus nuevos trabajadores, cuando llegaron a Love Dead.
—No os preocupéis por eso, Kevin, Jeffrey... en el mundo siempre habrá personas que no sepan comportarse. Para eso abrí mi tienda: para enseñarles modales de una forma muy especial. Espero que vosotros estéis aprendiendo la lección. Anda, marchaos a casa —se apiadó Paula de los ingenuos adolescentes, dejándolos ir.
A la mañana siguiente, ninguno de los locales premiados en anteriores ediciones del evento de Halloween tenía placa, pero la mesa del despacho de Paula estaba llena de ellas y, junto a ese presente, una nota con una caligrafía pésima decía: «Hemos aprendido la lección, ahora les toca a
ellos».
—¡Oh, Dios! ¡He creado unos monstruos! —bromeó Paula, mientras se secaba con cuidado las lágrimas de emoción que asomaban a sus ojos.
La placa le llegó por correo una semana después. Dos días más tarde, todos los comercios lucían de nuevo sus bonitas placas conmemorativas, incluido el suyo.
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